jueves, 21 de mayo de 2015

Àyax, la ttragedia de un hèroe...


Resultado de imagen para ayax mitologiaÁyax, la tragedia sobre el suicidio de un héroe, quien motivado por una sed de venganza que pretende emprender en contra de los Atridas, lo único que logra obtener es una locura motivada por la Diosa Atena; y una vez recobrada su cordura decide llevar a cabo su fatal final, en la obra se dan cuatro monólogos en los que Áyax no sólo engaña a su esposa Tecmesa, al Coro, sino también a nosotros, sus lectores, acerca de su decisión final; a mi parecer, Sófocles en un momento de brillantez logra articular en estos cuatro monólogos el ánimo con el cual el héroe decide emprender su huida del mundo terrenal. Mi principal pretensión ahora, será mostrar la importancia que dichos fragmentos tienen en el argumento e interpretación de la obra.
En el primer monólogo, una vez recobrado su juicio, Áyax analiza su situación, en primera instancia se da cuenta de que los Dioses, el ejército heleno y todo Troya lo aborrecen por sus crueles actos cometidos, su primera alternativa sería abandonar su tierra e irse para donde su padre, pero tal osadía sería en vano pues su padre lo depreciaría por no ser el merecedor de las armas de Aquiles. En esta instancia la única salida es la muerte que dada mediante sus manos, no sería más que una muerte gloriosa y digna de honor.
 En el segundo monólogo, mediante el conmovedor discurso hacía su hijo, Áyax nos deja sugerido que indudablemente morirá. En tal discurso le específica a su hijo que quedará a cargo de su tío Teucro y que como herencia le será otorgado su escudo. Sus otras armas, pide, serán enterradas junto con él.
El tercer monólogo se nos presenta ya, en ésta instancia, un tanto confuso en lo que respecta al coro, puesto que comienza con lamentaciones y al finalizar prorrumpe en medio de un gran júbilo de alegría.
A pesar de los ruegos de Tecmesa y el Coro, Áyax continua con el firme deseo de suicidarse, pero  despista a sus interlocutores, haciéndoles creer que irá al campo para agradecer a los Dioses y suplicar por sus injurias para con ellos, y para tal acto solicita poder llevar su espada consigo, pues en la ofrenda ésta es clave.
Pero la idea de Áyax principalmente al quererlos persuadir de que lo dejasen solo con ese tono de voz un tanto melodramático, es para poder llevar a cabo se cometido y finalmente lograr su mayor deseo.




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El cuarto monólogo se da en una playa solitaria, éste a mi parecer, es el más relevante, no sólo porque aquí se desata el desastroso final del héroe, sino porque en medio de la invocación a los Dioses, el discurso por parte de Áyax, está completamente lleno de sinceridad. En primera medida se y nos confiesa que la muerte por sus propias manos, no le parece en absoluto gloriosa, sino que por el contrario le parece una desventura de tal magnitud que sólo queda por desearle el mismo infortunio a sus enemigos.
Invoca a Zeus para que llame a Teucro e impida la profanación de su cadáver; a Hermes para que lo guíe hacía el inframundo; a las Erinias para que, atormenten a los griegos; y a la muerte para que venga a recibirle. Una vez culminado su discurso indica que esas eran sus últimas palabras y se da a la muerte echándose sobre su propia espada, la otorgada por Héctor.
En esta etapa se vislumbra que el suicidio de Áyax no fue ni siquiera por la no obtención de las armas, sino por la vergüenza que le generó haber atacado a los rebaños y el dejar a sus enemigos inmunes.
Este juicio, si cabe llamarlo de tal modo, se da de modo silencioso, no hay salvación alguna, ni preguntas por culpas o delitos, no existe entonces otro juez más que sí mismo. Su dolor, es un dolor sin salida, es un dolor moral que no tiene más consuelo que su final desventura.



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